No pues, nada es perfecto. Tanto fútbol, velocidad, vértigo, emoción y goles, tanta fantasía, también tiene sus días de resacas. Hoy nos dimos con uno de ellos. Un inicio para el olvido (Croacia-Japón), un entremés avaro (Brasil-Australia) y un cierre (Francia-Corea) que si no fuera por Jing Su Park, ese que no es estrella pero juega como si lo fuera, haría pensar que estamos en el Mundial del 90.
Ya los franceses demostraron que se les acabó la racha. Este grupo de jugadores ya tuvieron su momento espectacular hace 8 años, con yapa en la Eurocopa del 2000, pero ya se le acabó la batería. Están viejos pues, es hora que den un paso a lado y dejen espacio a la nueva generación, que seguro son malos y no tienen la técnica de estos que se van, pero al menos deben tener ganas, sed de gloria y además, velocidad.
Que gusto el empate de Corea, nunca dejan de hinchar sus fanáticos, como si estuvieran en el 2002, y ellos son humildes, casi casi, iguales: tamaño, velocidad, rostros, hasta en los nombres se parecen. Como fabricados con un mismo molde. Pero con un destello de fútbol emotivo que se contagia siempre. Les complementa un físico que no los deja en todo el partido. Eso Francia ya no tiene.
Así que ahora todos los que alucinaban una Francia que se despedía con un mundial importante, échenle la culpa a Domenech, quien, a pesar de tener un equipo que va en segunda, no pone a los mejores. Francia ya fue.
Ya los franceses demostraron que se les acabó la racha. Este grupo de jugadores ya tuvieron su momento espectacular hace 8 años, con yapa en la Eurocopa del 2000, pero ya se le acabó la batería. Están viejos pues, es hora que den un paso a lado y dejen espacio a la nueva generación, que seguro son malos y no tienen la técnica de estos que se van, pero al menos deben tener ganas, sed de gloria y además, velocidad.
Que gusto el empate de Corea, nunca dejan de hinchar sus fanáticos, como si estuvieran en el 2002, y ellos son humildes, casi casi, iguales: tamaño, velocidad, rostros, hasta en los nombres se parecen. Como fabricados con un mismo molde. Pero con un destello de fútbol emotivo que se contagia siempre. Les complementa un físico que no los deja en todo el partido. Eso Francia ya no tiene.
Así que ahora todos los que alucinaban una Francia que se despedía con un mundial importante, échenle la culpa a Domenech, quien, a pesar de tener un equipo que va en segunda, no pone a los mejores. Francia ya fue.
